Si la vida no es tan "dulce" como desearíamos, en parte es culpa de nosotros mismos y no de nuestras circunstancias. Nos amargamos torturándonos mentalmente con pensamientos negativos y a la vez revolcándonos en miserias, reales o imaginarias.
Lo decía Epicteto. “No nos afecta lo que nos sucede sino lo que nos decimos sobre lo que nos sucede”.
Son las ideas, la interpretación de los hechos externos y los
pensamientos positivos o negativos los que dan lugar a las emociones.
Por lo tanto, lo que hay que cambiar para
sentirnos bien es “nuestro diálogo interno”.
Fuente:
Muy Interesante
Os recomiendo la lectura del libro de Rafael Santandreu
EL ARTE DE NO AMARGARSE LA VIDA.
(Donde el autor desarrolla un manual didáctico en el que describe “el abecé de la terapia cognitiva, la escuela de psicología con una mayor base científica.)