El órgano sexual más potente es el cerebro. Así es que no está entre las piernas de hombres y mujeres, como a lo mejor pensábamos, sino detrás de las orejas, ha dicho John Money, neuroendocrinólogo de la Universidad de Baltimore USA.
Indudablemente, penes y clítoris quedarían sumidos en un soporífero letargo de no ser porque, de vez en cuando ( menos mal) son agitados por estímulos hormonales y mensajes eléctricos elaborados en el sistema nervioso central. Lejos de tener mente propia, como aseveró Leonardo da Vinci hace 500 años, el pene –y también el clítoris– está sujeto a la dictadura de nuestro encéfalo. Éste rige la conducta erótica del ser humano.
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El control del instinto sexual reside en el sistema límbico, la sede de las emociones. El acto sexual es algo más que el puro sexo bestial de procreación; es también un sexo de relación, un diálogo físico, una actividad que sirve al propósito de unión de la pareja”
El camino hacia la satisfacción sexual no está en volvernos más seductores, ni en reprimir o dar rienda suelta a nuestros deseos y fantasías eróticas, o en aplicar a pies juntillas las técnicas y conceptos aprendidos en los libros de sexualidad. Fuente: Enrique M. Coperías Muyinteresante